Almuerzo de domingo

 Almuerzo de domingo


 En la casa de mis abuelos en Lanús, cómo todos los domingos nos reunimos para
almorzar pasta con tuco hecha por mi abuela, mientras que se conversa sobre distintos
temas. Este domingo no fue la excepción. Todo parecía normal, hasta que, de repente,
mi tío, con los ojos bien abiertos, señaló la puerta, y todos escuchamos el crujir de la
reja de la calle, alarmándonos por la situación nos asomamos por la ventana y
confirmamos que estaban queriendo entrar a la casa. El miedo dentro del comedor se
podía sentir, y no sabíamos qué hacer.
Pero no habían pasado ni 5 segundos cuando mi abuelo, nos ordenó a todos
- ¡corran a la habitación del fondo! -, a la que nadie había ingresado nunca, ya que
nuestros abuelos la mantenían cerrada y nos decían que era una habitación en desuso.
Una vez allí, mi abuela le entrega una llave a mi abuelo para abrir la puerta y nos pidió
que entráramos rápido, (y que no hagamos ruido) advirtiéndole a mis primos que no
gritaran.
Cuando ya estamos todos adentro el abuelo cierra la puerta y se pone todo oscuro, la
abuela dijo:
– voy a prender la luz
por un momento nos quedamos casi ciegos y mudos por la impresión
Hasta que mi prima pregunta: - ¿Qué es todo esto? ¿dónde estamos? Mis abuelos nos
dicen, tranquilos, estamos a salvo, al cruzar esa puerta, nada malo nos va a ocurrir. Los
ladrones no pueden ver la puerta. Detrás de esa puerta hay como otro mundo y la abuela
nos contó que fue creada por su bis abuelo que era mago, y que por alguna razón solo la
ven nuestros familiares, está allí para ocasiones de absoluto riesgo, por lo que debía
mantenerse en secreto y en el momento indicado el secreto debe ser pasado a otras
generaciones.

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