Pequeña Sorpresa - Cuento delictivo

 

Pequeña Sorpresa

 

Eran las siete de la tarde cuando Victoria entró al supermercado con su madre y su hermana mayor, Carla. Habían disfrutado una merienda tranquila en casa, y ahora, con la lista de compras en mano, estaban listas para abastecerse de lo necesario para la semana. Vicky, una niña de cinco años con una curiosidad insaciable y una chispa traviesa en los ojos, caminaba entre los pasillos mirando todo a su alrededor.

Cuando llegaron a la sección de dulces, Victoria sintió un cosquilleo en el estómago. Observó con atención los estantes llenos de golosinas y chocolates. Algo en su mente se activó; una idea arriesgada y emocionante se apoderó de ella. Miraba de un lado al otro, buscando algo que pudiera esconder fácilmente en su bolsillo sin ser vista. De repente, sus ojos se posaron en un huevo Kinder, su chocolate favorito.

Vicky esperó pacientemente a que su madre y su hermana se distrajeran. Con una mano temblorosa, se acercó al estante y extendió los dedos hacia el chocolate. Justo en ese momento, una repositora entró al pasillo. El corazón de Victoria comenzó a latir con fuerza, las manos le transpiraban. Rápidamente sacó la mano, el corazón latiendo a mil por hora. No era el momento. La adrenalina le recorrió el cuerpo y supo que no podría llevar a cabo su plan esa vez.

Pasaron unos días y la oportunidad volvió a presentarse. Su madre avisó que iría nuevamente al supermercado, vicky, se ofreció a acompañarla. Se puso rápidamente su campera y las zapatillas, lista para su misión. Mientras caminaban hacia el supermercado, no podía dejar de pensar en cómo lograría tomar el huevo Kinder sin ser descubierta. Se preguntaba qué pasaría si la veían, o si su madre la encontraba con el chocolate en el bolsillo. Lo único que tenía claro era que no se atrevería a pedírselo a su madre que lo comprara.

Al llegar, identificó rápidamente el pasillo de los dulces. Esperó el momento oportuno, y cuando el pasillo quedó momentáneamente vacío, desapareció de al lado de su madre. Se movió rápidamente, tomó el huevo Kinder y lo guardó en su bolsillo. Miró a su alrededor para asegurarse de que nadie la había visto. Satisfecha con su rapidez y discreción, regresó junto a su madre y su hermana, tratando de actuar con normalidad.

En la caja, Victoria no podía controlar sus nervios. Temía que alguien la hubiera descubierto y estuviera esperándola. Pensaba inocentemente en si ese chocolate podría hacer sonar una alarma al salir del supermercado. Con todos estos pensamientos en su mente, trató de mantener la calma mientras su madre pagaba las compras. Finalmente, cruzaron la puerta sin incidentes.

Ya en la casa, con su familia presente, metió la mano en el bolsillo y sacó el huevo Kinder. Miró a su hermana, esperando ver su reacción. Carla, sorprendida, le preguntó de dónde había sacado eso. Se miraron por unos segundos, y Victoria supo que su hermana había entendido lo que había hecho.

Carla, con una mezcla de enojo y emoción, gritó: "¡Mamá, Victoria se robó un huevo Kinder del supermercado!". La madre miró a vicky, que sostenía el chocolate con una expresión culpable y ansiosa. Después de unos segundos de silencio, la madre comenzó a reír, viendo la picardía en los ojos de su hija. Con una sonrisa, le explicó a Victoria la importancia de pagar por lo que uno toma, pero no pudo evitar seguir riendo por la pequeña travesura de su hija.

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